(Yana, la florista)
El
puesto de flores de Niní ha crecido muchísimo, ahora está investigando el
cultivo hidropónico aunque le parece una pelotudez. Vende ungüentos sanadores en
el puesto y fotocopias de libros inconseguibles.
La
señora vecina y ella han entablado una gran amistad que se fue nutriendo a
fuerza de mates y música de John Coltrane. Muchas charlas sobre actores de
Hollywood y calles de capital federal -más que calles, intercepciones- hablan
todo el tiempo de buenas intercepciones (esquinas) para poner puestos de flores.
Ustedes sabían que los puestos de flores sólo funcionan en las esquinas
¿verdad? como tantas otras cosas… por ejemplo: un buen abandono, un buen
abandono se realiza en una esquina nunca a mitad de cuadra. En fin, cantidad de
gente amiga y camarada forman parte del Universo de la vida de Niní. Y hablando
de Universo… pienso en una galaxia y hablando de galaxia hablo de Niní que
tiene una galaxia de vacío en el pecho ¿Ustedes lo sabían? ni ella lo sabe. Se
estima que la misma fue creada en una vida anterior allá por el 1954. Niní fue
ensuciando karma en vez de limpiarlo, tanto que finalmente arrastró su galaxia hasta
aquí y la agrandó. Es una enormidad de nada que ella no puede sentir, porque
cuando estás distraído con diversiones poco genuinas no podes sentir las
galaxias de vacío que llevás en el pecho. Pero hay días… esos son los días que
suena Jonhy Cash en el puesto de flores, hay días que está a punto de cerrar y
aparece una mariposa naranja que se posa en un gladiolo y juguetea, Niní se lo
permite; mira para arriba, encuentra el nido que hay en la Acacia y ve al ave
“rompepelotas” -como le dicen en el barrio- el ave la mira a Niní, la mira
fijo, la mariposa se le monta en el pecho y el ave “rompepelotas” baja la
mirada al centro cardíaco de Niní, la mariposa comienza a aletear para llamarle
la atención, ella mira levemente para abajo, de refilón y ahí la vé, allí está,
girando con un movimiento casi imperceptible, allí frente a dos testigos clave,
está la galaxia de vacío que tiene Niní en el pecho. Pero esos son pocos días
en el año, las demás jornadas ni sabe ni siente ni escucha el desgarrador sonido
del silencio que contiene esa gran Nada.
Muy lindo, besos.
ResponderEliminarMuchas gracias!
EliminarTengo una cierta debilidad por los floristas (aunque no por las flores), lo juro... Un abrazo.
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