Nueva identidad para el caballo
desobediente
Ahora es una yegua que ha parido dos
gurises al hilo y no se ha hecho de tiempo para escribir en tres
años. Menos puérpera que ayer, arremete feroz a las teclas de la
remington y vuelve a sus reflexiones y aventuras. Nótese que ha
perdido técnica, practica poética y perspicacia, pero ¡este es el
espacio a conquistar! (si me falta algún acento o me como una S
tenedme pacencia).
Mundo Aquilante tiene un problema (o
¿Munda Aquilante? Vieron que con esto de ser feminista me cuestiono
todo y toda). El problema es el agotamiento de energía. Y el
problema que el agotamiento de energía tiene como consecuencia es la
falta de creatividad. Sin creatividad se derrumba el mundo creía yo,
se cortan los hilos de los cuales este planeta pende. En este nuevo
camino de destrucción -que es lo contrario a la creatividad- me he
vuelto una yegua oscura. Si no creas, no crees, y no te queda otra
que destruir. Esto no es algo tan negativo, vean ustedes. Destruir
algunas cosas es preciso. Me he despertado de un letargo de acciones
inconmensurables y agotadoras que llevé al cabo por tres años. En
esos tres años he contruído castillos metafóricos en mi psique que
me gustaría destruír. El primero: La Soberbia, creer que uno todo
lo puede, todo lo controla es de bolud@, me lo dijo una astróloga.
El segundo: La Avaricia, vivir con miedo a perder lo que alguna vez
creíste ganar -porque ganar es un holograma mental creado por el
sistema- también es de bolud@. El tercero: Me gustaría destruir la
prolija puerta de la casa de mi vecina, no me la banco, no sé, pintarla con aerosol o tirarle aceite usado de auto, me es
indispensable este punto.
Ven! destruir está bien, no hace falta
que venga osho y te lo diga, te lo dice Mundo Aquilante. Mientras
espero poder descansar un poco más y que mi creatividad regrese,
disfrutaré de lo que produzca la falta de buen descanso.
Espero que mis reflexiones mejoren con
el tiempo.