domingo, 22 de julio de 2018

Resistiré




Todo lo que permanece blando, se dobla pero no se rompe.
El bambú por ejemplo arremete su camino estoico hasta los cielos pero no abandona la naturaleza de su ternura. Por eso jamás se quiebra, que para el bambú quebrarse sería dejar de existir. Algo parecido le pasa a los álamos me parece ellos sólo piensan en llegar al Sol, flacuchos, se doblan y se inclinan frente a los vientos, pero nunca se parten ni abandonan su destino que es la altura (interna y externa). Creo que es algo así... Por eso me gustan, y también me gustan porque crecen rápido. Yo crezco lento, para mi criterio. Cada uno tiene un criterio diferente de lo que es crecer. Para mí crecer puede significar mantenerme tierna con una espada en la mano. No vengo de familia bambú, ni tampoco familia álamo, por lo que para mi alma la lección es aprender a doblarse y a la vez a ser una buena espadachina.
Leandro N. Alem creía que era mejor quebrarse que doblarse “Que se rompa pero que no se doble” escribió en su Testamento. Finalmente fue así su vida, él se rompió a sí mismo, se suicidó temiendo la disolución de su partido (el radicalismo). Cada uno cree lo que crea y viceversa.
Yo no quiero romperme ni que se rompan ustedes tres. Escucharon el sonido de la madera quebrarse o de la cerámica romperse? Es un sonido espantoso, como de muerte, como de algo que ya no está viviendo. Escuché eso muchas veces, tengo buen oído. El de las almas es un sonido peor. Por eso: tiernxs! No simpáticxs, les quiero tiernxs! Luego les enseñaré a usar bien una espada.





*imágen robada de internet

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