lunes, 23 de julio de 2018

Niní - XXI



(ph: Amelia Earhart)


No puedo escribir, ya no puedo hacerlo, he desaparecido.

He perdido mi medicina, una escalofriante soledad me espera. También un dolor ardiente.
Yo antes vivía parapetada en mis palabras porque eran mi remedio. Todos necesitamos remedio porque la vida nos paspa con sus vientos, nos muestra su rigor y su dulzura. La vida es bipolar. Yo me refugié siempre en mi lenguaje. Para proteger: escribía. Para existir hay que nombrar, y yo no nombro, ya no puedo nombrar. Estoy al intemperie, sufriendo las asperezas de lo cotidiano, lo aburrido de la rutina, lo ensordecedor de la musica de la radio, la injusticia naturalizada, lo idiota que anda dando vueltas por aquí y por allí. Y es rudo, es rudo cuando no hay arte, o no corre tu imaginación, o no podés protegerte a vos mismo con letras.
Hay un laberinto dentro mío y uno fuera. Nada cambia, me muerdo la cola como los perros, no encuentro palabras. ¿Qué habré olvidado? ¿Cuál será mi contraseña? ¿Cómo regreso a ese lugar en dónde me sentía a salvo?
Hoy que debería estar más empoderada, hoy que tengo mis buenos años, hoy que debería tener con qué... No tengo nada porque no me tengo, me he abandonado y no encuentro registros ni rastros ni huellas. Me sorprende lo fácil que se puede hacer desaparecer a una persona.

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