jueves, 19 de julio de 2018

BITACORA DE PUERPERIO




El no dormir te pega... llega un momento que te pega. Bah, digamoslo de manera contudente: el no dormir te caga a trompadas. Hoy me encuentro en la cama porque vino “el no dormir” y me cagó a bifes. Contractura y dolor, voy a ir a lo fácil: la pasteleta! Marcela me dice que mejor inyectable porque estoy hecha bosta. Pero recuerdo que tengo un bebu que amamantar así que nada de antiinflamatorios. Recuerdo que tengo un bebé de tres meses, osea nada de “fácil”. A veces pienso que crecer es “lo difícil”.


Constipada. ¿Será que me inhibe cagar frente a mi bebé y eso me genera una “obstrucción”? En verdad no es frente sino debajo, porque defeco con mi bebé a upa, a veces mientras llora a los gritos. Cuando puedo hacerlo me siento gigante, como si hubiera ganado la final de la Champion League ¡Vaya capacidad de disociación cagar y calmar al bebu al mismo tiempo! Trato de ver lo positivo del asunto, eso dicen... eso dicen... eso dicen... y dicen más... siguen diciendo...ya me tienen los ovarios a la parrilla con el “ve lo positivo, quedate con lo positivo, fijate que te enseña la situación”. ¿Ah si? ¡Cagá delante mío a ver! No, mejor aún, cagá conmigo a upa mientras te cuento mis problemas.
Y así me voy quedando sin amigos...

Cuando se te va la oxitocina es como cuando volves de ver a Boca ganar el campeonato ponele, volvés afónicx y hechx percha, feliz, pero entras a tu casa y ya se te va yendo la manija. Llegás y tenés que poner el lavarropa, preparar las mochilas de mañana, y poner el despertador porque tenés turno con el médico. Ah! ¿Qué comemos? Sano, tiene que ser sano. Qué bueno que estuvo el partido por dios, pero a este piso hay que pasarle un trapo con lavandina porque si el bebé gatea acá mínimo se agarra gripe A. Algo así es cuando se te va la oxitocina del parto, querés seguir agarrada a ese resultado de boca 4 river 0 pero, llega la realidad. Sabemos que va a llegar, se apagó la tuca. Y el amor... el amor va apareciendo menos hormonal, va apareciendo real, eclipsado, doloroso, fulminante, dulce, va apareciendo como es el amor: UN MILAGRO.

Amo ese vestido, te amo marido, amo que sepas comprarme un vestido, amo que sepas comprar en ferias americanas. Yo sé que ayer parecía que no te amaba o que no amaba nada, pero creeme, te amo. Si hay algo que me hace falta para ser feliz hoy es ponerme ese vestido. Flores, estampados diferentes, parches, entre antiguo y moderno, corte princesa... Ya te digo, justo lo que necesito para levantar la noche de ojete que pasé ayer. Me lo pruebo y me queda pintado ¿te gusta? A mí también. Amo cuando encuentro una prenda que representa mi identidad. Me lo dejo puesto. Pasame al bebu que lo amamanto, ya quiere teta. Me doy cuenta que para amamantar tengo que sacarme el vestido practicamente entero. Mi identidad de ahora es representada por una yoguineta, vuelve la cara de ocote y el “parece que no los amo”. Pero es por no dormir.

*Texto con errores de lenguaje inclusivo, sorrynotsorry (como dicen los pendejes)

6 comentarios:

  1. Motores de vida... generación tras generación...

    Vosotras sois Dios.

    ResponderEliminar
  2. ¿Quién habló de cambios de humor?

    Gracias por la visita.

    Nos leemos!

    J.

    ResponderEliminar
  3. Ah el puerperio, nunca me sentí tan salvaje. Y de repente plaf se te van de Erasmus por el mundo.
    Disfruta al bebesito que son dos días
    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya pasó esa época por suerte y los disfruto horrores. El puerperio es lo más, te muestra muchas cosas personales para trabajar y aprender.

      Mis saludos desde aquí!

      Eliminar